29 diciembre 2009

DEL ALIMENTO INTERMINABLE DE LOS DÍAS

SABOR

Vuelven los vivos días revoltosos

Con sus cielos de bello humor cambiante

A veces bajos y de plomo airado

A veces luminosos desaprensivamente

O con sus arrebatos de irascibles cierzos

Vuelven con el sabor agazapado

De esta hambre mía terca y seria

Del alimento interminable de los días

Uno tras otro devorables todos

Como el sabor cálidamente soterrado

Que es el mayor secreto

De nuestros más inolvidables alimentos

Ese sabor que bien sé que también

Me espera en cada día por venir

Ese que en el caudal unido de mi tiempo

Da un sabor de pasado a mi futuro

Pero dio a mi pasado un sabor inmortal.

Tomás Segovia
24 diciembre 09

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Navidad: sueño y sabor.

La Navidad es sueño no en su talante onírico, no; sueño literal. La Navidad me cansa irremediablemente porque me exige, y entonces sólo me apetece dormir.

La Navidad también es sabor. Sabor no sólo por lo comido -¡y bebido!-, no; sabor por el regustillo. Tanta celebración siempre trae algún 'salivare' de otros tiempos, y aunque ahora me duerma, algún día seré mi propio futuro y me atacará este saborcete a ganas incontinentes de dormir mezclado con pollo trufado.

Por eso me ha gustado el poema de Tomás.
Por eso me gustó ayer la canción (recibida) de Van.




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Palabra del día: TARARÍ (by gordetta)