Parece que este chico se quedó con las ganas de reivindicar su versión de la historia, la de un profesor 'capullo' y también la de otro que le enseñó muy bien las tildes.
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Palabra del día: TUENTI
Tabucchi. Murakami. Yo, me, mí. Dalí. Oli. Número Pi. El pequeño gran cuentacuentos a quien Momo y sus amigos llamaban Gigi. Aujourd'hui... Cosas que terminan en i.
Las antenas parecen alfileres. Palillos. Todas finas y alborotadas, conformando un paisaje feo y enclenque. Contradictorio. O complementario. Endiosada queda, entre tanta fragilidad, la robustez de las cúpulas.
Es claro que el hombre tiene su raíz en algo que es social en un sentido escueto y casi insignificante, en lo que el filósofo llamaría la intersubjetividad, o el sociólogo quizá la “sociedad constituyente”, idea que podría ser esclarecedora si no llevara un nombre tan irremediablemente anquilosado. Dicho de un modo más sencillo y probablemente más verdadero, la raíz del hombre no está dentro de los hombres como la de las cosas, sino entre ellos. Lo humano es lo que sucede entre nosotros, y a eso bien se le puede llamar social en el sentido escueto de que no es aislado e individual, encerrado en sí: de que no es en-sí.
Pero si lo humano es lo que circula más aún que lo que sucede entre nosotros, eso significa que de una manera o de otra está fuera de nosotros. En realidad está dentro y fuera al mismo tiempo, porque una vez más el dentro del hombre no es el dentro de las cosas, pero es necesario que esté fuera si ha de estar al alcance de todos. Y entonces lo que hay entre nosotros siempre puede tomar el sentido de lo que nos es exterior, de algo ajeno y que nos desprecia, de una exterioridad que fácilmente se presenta en la figura de lo impenetrable, lo inaccesible, lo inabordable. Ese espacio común, que no pertenece a nadie en particular, ni a cada uno en particular, constantemente se nos está haciendo ajeno; la circulación viva que era nuestro medio natural se vuelve movimiento mecánico, instrumental, cuando no simplemente inmovilidad, rigidez.
Que te quiero es tan obvio como que un alumna de una
escuela de peluquería tenga un novio con moto.
"Yo puedo ser vulgar, pero os aseguro que mi música no lo es."
Amadeus