09 noviembre 2009

OLORES

La memoria olfativa es, desde mi punto de vista, muy guay. Los déjà-vu me rallan un poco; sin embargo disfruto muchísimo cuando, sin relación aparente, un olor inunda lo que soy en ese momento. Mi recuerdo olfativo más recurrente es el olor a moqueta de la tercera planta del colegio donde estuve internada en Inglaterra. Es fabuloso como, muy a menudo, vuelve a aparecer y es igual que si estuviera allí, con mis trece años, mis gafas redondas y mi inocencia atontada que ya pretendía ser mayor.

La semana pasada mi madre lavó todas las cortinas de la casa. Al volver a colgarlas todo se inundó de ese olor que... ese olor que algún día echaré mucho de menos, cuando ella no esté y ya no lave cortinas. Como el olor de sus manos cuando yo era una enana y la miraba mientras se ponía crema.

Hay cosas que nunca vuelven, pero que tampoco se irán nunca de nuestra cabeza. Siempre nos quedará un olor. Ese olor.
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Palabra del día: STASI (un pequeño homenaje a la caída del muro que acaba en i)

1 comentario:

Oli dijo...

Olores, olooresss... Yo también soy muy de olores. Qué pena que ese activador de recuerdos llegue tan de vez en cuandísimo.


OLI I7O